viernes, 7 de febrero de 2014

El rumbo adecuado

Con un pequeño grupo parlamentario de cinco diputados, la influencia de Unión Progreso y Democracia es mucho mayor de lo que cabría esperar. Así que es natural que cada vez se hable más sobre UPyD, y es de esperar que las críticas (las constructivas y las que no lo son) se hagan más frecuentes con el tiempo. A pesar de ello, las expectativas de UPyD no paran de crecer. Las encuestas no sustituyen a las urnas, pero sí permiten observar tendencias que indican al partido cómo se le percibe en general. Ayer, el CIS dio a UPyD un 9,2% en unas hipotéticas elecciones generales, la estimación de voto más alta por parte de un organismo que ha tendido históricamente a infravalorar al partido magenta.

Coincidió que ayer mismo se confirmó que Maite Pagazaurtundua será la número dos en la lista de UPyD a las elecciones europeas, detrás deFrancisco Sosa Wagner. Pagaza no es cualquiera, aunque algunos quieran reducirla a "otra víctima del terrorismo que se mete en política". Pocas voces hay más autorizadas que ella en relación con el terror de ETA y sus consecuencias. Su activismo permanente (desde mucho antes de que asesinaran a su hermano Joxebahace ahora once años) y su labor al frente de la Fundación Víctimas del Terrorismo han merecido un amplio reconocimiento social. Sólo los muy sectarios negarán que se trata de una persona excepcional. Para cualquier organización es un privilegio contar con gente como Maite Pagaza.

UPyD es organización peculiar para los estándares españoles. Es un partido con unos mecanismos sin igual de democracia interna, en el que los afiliados y simpatizantes pueden proponer lo que quieran y someterlo a la consideración de sus compañeros; es un partido transparente en constante rendición de cuentas; y es sobre todo un partido con un proyecto nacional inequívoco, con un programa muy concreto e ideológicamente transversal. Es lógico que algunos se sorprendan del avance de un partido así, y que pretendan - de buena o mala fe - someterlo a las viejas prácticas del bipartidismo, como las sopas de letras electorales con objetivos cortoplacistas. 

Cuando cada vez más españoles afirman que confiarán en un partido en las próximas elecciones y cuando al proyecto se suman personas que se cuentan entre las mejores, es evidente que las cosas se están haciendo bien. Los grandes cambios no suceden de un día para otro, pero los que UPyD está introduciendo se están produciendo con una rapidez inusitada. Si el bipartidismo ha fracasado (y vaya si lo ha hecho) la alternativa no puede ser más de lo mismo, sino algo completamente distinto. No se trata de reinventar la democracia, sino de lograr su pleno desarrollo, o como suele decirse, su regeneración. Y para ello no hay que inventar una nueva ideología revolucionaria que aporte más confusión, sino insistir en los valores clásicamente democráticos como justicia, libertad, participación, transparencia o igualdad. Valores que se han ido debilitando sin que nadie los haya impugnado abiertamente. No se trata tanto de defenderlos como de practicarlos.

Y esto es sin duda lo que UPyD está haciendo bien, lo que explica que suba en las encuestas y que atraiga a personas de gran valía. Seguirán los cantos de sirena sobre coaliciones y los ataques infundados, pero Unión Progreso y Democracia mantendrá su rumbo en la convicción de que los españoles necesitan y desean un partido nacional, transversal, autónomo y pulcramente democrático.


Fuente: upyd.es

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