Con frecuencia escucho y vivo de cerca situaciones en las que los jóvenes intentan conseguir una beca de estudios o laboral, crear su propio puesto de trabajo como autónomos, o abrirse paso con fondos que el Estado administra. Lamentablemente, estas disputas por conseguir dichos objetivos, acaban produciéndome honda tristeza, pues siempre cuentan lo mismo; o bien existe la típica excusa de que aún es momento de crisis y que el capital de las arcas españolas aún no se puede permitir un número elevado de becas, o bien, tus padres o tus familiares pueden acarrear con los gastos de tus estudios.
La verdad, es una situación muy triste a la que la juventud de hoy en día se debe de enfrentar, pero no quería centrarme en esta desdicha sino más bien, en el fondo del asunto.
Cierto es que aún vivimos con exceso de resquicios de la crisis económica mundial, pero esto no es una justificación ni una coartada por la cual se puede defender el gobierno actual para denegar, en este caso becas, de entre tantas ayudas que se niegan al pueblo español. Es innegable que no se concedan este tipo de becas, subvenciones o subsidios mientras que los gobiernos tanto el central, como autonómicos y municipales nos asombran con el grado de perversión del monstruoso sistema de corrupción que han llegado a cometer tanto unos como otros.
Y no es solo el hecho de que la corrupción en España esté al orden del día, ya que debido a esto me sorprende que aún tengan el descaro de mantenerse en sus puestos, con la conciencia totalmente tranquila aún sabiendo el momento por el cual pasan a día de hoy muchas familias españolas. Esto solo nos revela la gran ausencia de ética y de moral de la mayoría de nuestros políticos que actualmente ocupan cargos.
No obstante, siempre hay una luz al final de una etapa infausta. Por ello, me gustaría acabar este artículo mostrándoles el reparto de escaños de los partidos si se repartiesen en función de la transparencia.
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