martes, 20 de enero de 2015

UPyD más preocupado en perseguir la corrupción que en gobernar España

Resulta frustrante tener la clave del triunfo y no alcanzarlo. Saber que el éxito está ligado a tu trabajo, pero que éste no llega a cuajar. Observar atónito la burlesca catástrofe gobernante en España y que, aún exista la posibilidad de que sigan en el poder. Resulta frustrante. Que millones de ciudadanos aún se aferren a la lucha de clases, ya sean los de arriba o los de abajo, de izquierdas o de derechas; ricos o pobres. Y lo que es aún peor. Que nuestros políticos aún promulguen con el discurso demagogo y populista de la opresión al trabajador. Que corruptos y mentirosos sigan empeñados en no dar un paso atrás y mantenerse en el puesto. Resulta frustrante. Aún lo es mucho más, cuando combates contra todas estas adversidades y cualesquiera que se ponga por delante y, que a pesar del esfuerzo, no se llegue a los ciudadanos españoles. Resulta frustrante.

Pero esta vez no culpo a la corruptela, ni a la ciudadanía. Culpo a los antónimos de los políticos usureros y de los españoles que perdieron la confianza en la política. Hoy, culpo a UPyD. Les hago de principio a fin, culpables de lo que, puede ser la ruindad social y económica en su máximo apogeo. Y no me malinterpreten, pero es cierto. Unión, Progreso y Democracia ha tenido y, todavía posee, el privilegio de poder gobernar y cambiar el rumbo de nuestra nación. Menester que, no se dará en las siguientes elecciones. No por falta de trabajo. No por falta de esfuerzo. No por culpa de terceros. Sino por falta de miras.

UPyD nació con el fin de desbancar al bipartidismo, de dirigir una España por y para los ciudadanos, independientemente de la ciudad o pueblo español donde residan; donde la sanidad, la educación y la justicia sean igualitarias en cualquier rincón del país, de conseguir que esta última se despolitize, donde la unidad de la nación y el Estado de Derecho sean una garantía en suelo español, donde la corrupción se erradique del uno al otro confín. Y aquí es donde debemos detenernos. El mismo punto fuerte de la formación magenta es, a su vez, su propio talón de Aquiles. La obsesión por la eliminación de cualquier síntoma de corrupción, por diminuto que sea, ha sido perseguido como la Inquisición perseguía a herejes. La transparencia ha pasado de ser un guiño en tiempos de necesidad para la ciudadanía a una obsesión de UPyD, con el fin de llegar de forma más cercana a los españoles. Y no es, ni está siendo y; ni mucho menos lo será.

UPyD tiene, y con creces, el mayor y más destacado programa para que España vuelva a situarse entre las grandes potencias de Europa, pero la ciudadanía no es consciente de ello. No se le ha informado. Y no es porqué no se le invite a UPyD a las tertulias televisivas -qué también-, y no es porqué Rosa Díez se haya quedado anticuada -qué también-, y muchos menos por la negativa ante el pacto con C´s -qué también-. Pero no es otro el motivo, que la ofuscación con la máxima pureza en términos de transparencia contra la corrupción. Los ciudadanos única y exclusivamente asocian dicho término con UPyD, y nada más. Nadie les ha mostrado el gran ideario que ha elaborado Unión, Progreso y Democracia. Nadie se ha molestado en comparecer ante los medios de comunicación y dejar de lado por un momento la trama Púnica o el caso Gürtel, y por ejemplo como defiende el programa electoral de UPyD, declarar que quieren defender una reforma de la ley electoral para que, un voto sea emitido donde sea, equivalga lo mismo; que España sea un estado totalmente laico, o la expulsión de ETA de las instituciones, entre varios asuntos.

Pero a pesar del gran programa electoral que deberían de defender, seguirán prefiriendo perseguir a Rodrigo Rato para intentar meterlo en chirona, o qué sé yo; volverán a organizar otra irrisoria concentración de ciento y pico personas para pretender que Rajoy deje de estar fuera de sus cabales.

Rodrigo Quesada / @Quesadacid

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